Conferencia dictada por el Dr. Thomas Bowen. Marzo de 2020
En 1918, tras la masiva pandemia de gripe española, le preguntaron a Rudolf Steiner acerca de las posibles causas, quien aseguró: “los virus son solo la excreción, el desecho de las células que han sido envenenadas. Son piezas de ADN o ARN con otras proteínas que son expulsadas de las células envenenadas.
Si tuvieran que investigar la muerte repentina de miles de delfines en el Ártico, ¿ustedes qué investigarían? ¿La composición de la genética de un delfín? Claro que no, es estúpido. ¿Creerían que alguno tiene un virus y se autocontagiaron entre ellos? Tampoco. ¿Quienes pensarían que alguien puso alguna porquería en el agua, como lo que ocurrió con el derrame de petróleo del Exxon Valdez? Todos lo haríamos. Es lo que sucedió con el coronavirus. Los virus no son la causa de nada. Las células están envenenadas e intentan limpiarse expulsando sus desechos que llamamos virus. Diferentes teorías actuales los consideran “exomas”.
Esto lo aprendí de pequeño porque donde vivía cerca de pantanos y estaban llenos de ranas. Me gustaba escucharlas por la noche. De un día para el otro desaparecieron las ranas. ¿Tuvieron un virus las ranas? En absoluto. Alguien derramó veneno en el agua. Eso fue lo que ocurrió.
Cada pandemia de los últimos 150 años coincide con un salto cuántico en la electrificación de la Tierra.
En otoño de 1917 y en 1918, se introdujeron las ondas de radio alrededor del mundo. Cuando se expone a los seres vivos a un nuevo campo electromagnético, le están envenenando. Unos cuantos mueren y el resto entra en una especie de inanimación, viven más tiempo pero enfermos.
Luego empezó la Segunda Guerra Mundial y con ella una nueva pandemia por la introducción de los radares por toda la Tierra, que quedó completamente cubierta por los campos electromagnéticos emitidos por los radares. Fue la primera vez que la humanidad fue expuesta a esto. En 1968, tuvo lugar la gripe de Hong-Kong.
Fue la primera vez que fue afectada la cubierta protectora del cinturón de Van Allen -cuya función es integrar las radiaciones que provienen del sol, la luna, Júpiter, etc.–y distribuirlas a todos los seres vivos de la Tierra. En aquellos días, se lanzaron al espacio cantidad de satélites que emitían frecuencias radioactivas en el cinturón de van Allen. Y seis meses después tuvo lugar una nueva epidemia viral.
¿Por qué viral? Porque las personas fueron envenenadas y por ello expulsaban toxinas equivalentes a virus. Se pensó que era una epidemia de gripe.
En 1918, el departamento de salud pública de Boston decidió investigar acerca de los contagios en las epidemias. Así que, lo crean o no, cogieron a centenares de personas con gripe, tomaron muestras de sus excrecencias nasales y las inyectaron en personas sanas. Ninguna enfermó. Repitieron la práctica una y otra vez, pero no fueron capaces de demostrar el contagio. Hicieron lo mismo con caballos que, aparentemente, tenían la gripe española. Les pusieron sacos en la cabeza, de forma que estornudasen dentro. Luego ponían el saco en la cabeza de otros caballos y estos no se enfermaban.
Pueden leer acerca de esto, en un libro titulado “El arco iris invisible (The invisible rainbow)” de Arthur Firstenberg. Ha estudiado las diferentes etapas de electrificación dela Tierra y cómo, a los 6 meses, se producía una nueva pandemia de gripe en todo el mundo. Y no hay otra explicación. ¿Cómo pudo propagarse desde Kansas a Sudáfrica en dos semanas, de forma que diferentes personas de todo el mundo manifiestan los mismos síntomas? Además de que el modo de transporte (en 1918) era el caballo y el barco. No encontraron explicación: “No sabemos cómo se produce” fue la conclusión de aquella prueba.
Pero pensemos en todas estas ondas de radio y otras frecuencias que algunos de ustedes tienen en el pantalón o en las manos (dispositivo electrónico) y que pueden enviar una señal a Japón que llega al instante. Así, aunque no los crean, existe un campo electromagnético que interconecta a todo el mundo en pocos segundos, no hace falta discutirlo; es un hecho que experimentamos a diario. Se ha dado un salto cuántico dramático durante los últimos 6 años en la electrificación de la Tierra. Estoy seguro de que muchos de ustedes saben de qué se trata.
5 G y el coronavirus
Se llama 5G y tendrá 20.000 satélites emitiendo radiaciones alrededor de la Tierra, como las emitidas por vuestros móviles que se usan continuamente. ¡Esto no es compatible con la salud! Siento decirlo: ¡No es compatible con la salud! Son dispositivos que desestructuran el agua. Y si alguno piensa: “¡Bueno, no somos seres eléctricos, solo somos materia física!” entonces ¿por qué van a hacerse pruebas como los electrocardiogramas o electroencefalogramas o las pruebas de reflejos para conductores? Porque somos seres eléctricos y los productos químicos solo son los desechos de esos impulsos eléctricos.
¿Cuál es la primera ciudad del mundo totalmente interconectada por el 5G? Wuhan (Hubei) China. Así cuando uno empieza a pensar en esto: estamos en una crisis existencial aquí y ahora, de una magnitud jamás experimentada por la Humanidad. Y no quiero jugar a ser un profesor del Antiguo Testamento pero se trata de un hecho sin precedentes: la puesta en órbita de miles de satélites en la propia capa protectora de la Tierra.
Y por cierto, como quería decir antes, esto se relaciona con las vacunas. Esto me atañe pues hace un año tuve un paciente en plena forma que practicaba el surf. Era técnico en electrónica que instalaba sistemas wifi para gente muy rica. (Los técnicos en electrónica tienen un alto índice de mortalidad). A pesar de todo, él se encontraba bien; pero un día se rompió el brazo y le tuvieron que poner una placa metálica. Tres meses más tarde, no podía salir dela cama. Tenía arritmias, agotamiento, había colapsado. Nuestra estabilidad funcional depende de la cantidad de metal que tengamos en el cuerpo, así como de la calidad del agua de nuestras células. Por ello, si empiezan a inyectar aluminio a la gente se vuelven receptores que absorben de forma amplificada los campos electromagnéticos. Y ello es una tormenta perfecta que puede explicar el tipo de dolencias que nuestra especie experimenta en la actualidad.
Quiero terminar con una cita de Rudolf Steiner de 1917. Era una época diferente. “En la época en que no había corriente eléctrica, cuando el aire no estaba sometido a influencias eléctricas (hablamos de 1917) era más fácil ser humano. Por esta razón, para poder ser enteramente humanos hoy, es necesario desarrollar capacidades espirituales mucho más fuertes de las necesarias hace un siglo.” Así, les dejó este consejo: hagan lo posible por desarrollar sus capacidades espirituales, pues es verdaderamente difícil ser un ser humano en nuestros días». Gracias por su atención.
Videos relacionados:
Conferencia del Dr. Cowan (en inglés)
La tapadera del coronavirus. Entrevista a Lluís Botinas, investigador.
Angel
Todo esto amigos lo llevo diciendo yo en España a lo largo de los tres últimos años de plan demia. Y ninguna «ley cósmica» del bien ni nada , está ayudando. Es gravísimo , repito GRAVÍSIMO, que nadie esté ayudándonos en detener o arrestar a todos estos psicópatas mentirosos. Entre los que estamos despiertos de esta Matrix no podemos hacerlo todo y además sin poder defendernos con un mínimo de armas o herramientas como ellos las élites. Es una injusticia atroz. Ya uno está cansado de ir a hospitales sin bozal a grabar toda la farsa y teorías farsas del contagio que nunca se pudo demostrar ni de la existencia de virus volando. Todos los políticos son títeres de las élites , TODOS ! Y hasta tienen la poca vergüenza de reírse en la cara en sus parlamentos diciendo que es algo invisible lo que afecta, pues claro , no lo van a saber los psicópatas y masones.
Edgar
Esta es una pandemia de mentiras, de tests que dan positivo para cualquier persona (y no sólo personas), de personas que enferman y mueren de cualquier cosa y son etiquetadas como víctimas de Covid-19 en base a esos tests, y de contaminación electromagética.
Esta no es una enfermedad producida por un virus, sino por contaminación electromagética (http://www.tomeulamo.com/fitxers/264_CORONA-5G-d.pdf), que causa hipoxia, lo que hace que las células liberen una partícula mensajera llamada exosoma en el torrente sanguíneo, con un conector ACE-2, que se acopla a las células renales para aumentar la presión sanguínea para tratar de compensar la falta de oxígeno. Este exosoma inofensivo es lo que ha sido identificado como Covid-19.
Como no es causada por un virus, todas las medidas tomadas y las recomendaciones sugeridas no sólo son ineficaces, sino contraproducentes. Y todo es deliberado.
La vacuna es el corral hacia donde nos están arreando. Es el fin del juego. Ahí es donde nos separamos.
Toda la infectología es fraudulenta, y ahora maneja el mundo. Los virus son exosomas, las vacunas no erradicaron enfermedades, sólo les cambiaron el nombre. La isquemia es el mecanismo mediante el cual las vacunas hacen daño (Playlist: https://www.youtube.com/playlist?list=PLE5H_I9olWTtkpqMj137K7OF5PEPt5Nax).
Quien no se ponga la vacuna contra el covid-19 será considerado un riesgo para la salubridad pública, será puesto en cuarentena permanente, no se le permitirá existir en esta sociedad infernal, en esta dictadura Orwelliana que combatirá todo lo bueno y verdadero. No se le permitirá salir, comprar, vender, hacer trámites, trabajar, estudiar, viajar, transitar, permanecer en lugares públicos, nada.
Está escrito en la Biblia, Apocalipsis 13:16-18:
Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
Una interpretación común del 666 es que se trata de un código de barras. Las barras que separan las cuatro secciones de un código de barras también representan al número 6.
La vacuna tendrá nanobots que se ensamblan dentro del cuerpo, que no sólo serán un código de identificación, sino que recibirán y transmitirán datos hacia y desde una computadora. La Inteligencia Artificial controlará a la persona que se ponga la vacuna como si fuera un robot a control remoto. La vacuna será la versión moderna del «Stimoceiver» (transmisor y receptor de estímulos), desarrollado a fines de la década de 1950 por el Dr. José Delgado. Vea “Electronic Implants, Physical Control of the Mind”, (https://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/secret_projects/project069.htm).
Es un fragmento de una nota más larga publicada en las páginas 9 y 10 de la edición del 8 de julio de 1997 de “The Phoenix Project” (http://phoenixarchives.com/contact/1997/0797/070897.pdf).
El número 2020 en el nombre del proyecto de IBM revelado en ese artículo publicado en 1997 se refiere al año en el que sería implementado masivamente décadas después, con el chip de nanobots en la vacuna contra el covid-19, este año 2020.
David Icke escribió extensamente sobre esto en su libro “I am me. I am free” (“Soy yo. Soy Libre”), publicado en 1996, (http://david.icke.free.fr/files/%5BES%5D%20-%20David%20Icke%20-%20Soy%20Yo%20Soy%20Libre%20-%20Guia%20Para%20La%20Libertad%20-%20David%20Icke%20Excelente%20Para%20El%20Juego%20Interno.pdf).
La persona que decida ponerse la vacuna habrá tomado su última decisión autónoma. A partir de ahí habrá perdido su Libre Albedrío.
Edgar
Nadie arregla lo que no entiende. Es la contaminación (fracking, chemtrails, glifosato, aditivos tóxicos en alimentos, medicamentos y vacunas, etc.), y sobre todo la contaminación electromagnética (celulares, wi-fi, etc.), lo que disminuye (acidifica) el pH del cuerpo (el normal es 7,4), y así debilita el sistema inmune. Al reducirse el pH disminuye la solubilidad del oxígeno. La célula necesita oxígeno, alcalinidad y nutrientes, algunos de los cuales son oligoelementos, presentes en el agua de mar (terapia de René Quinton). Un pH ácido, causa hipertensión, diabetes, cáncer, cardiopatías, y permite la proliferación de todo tipo de patógenos. Arthur Firstenberg, en su libro The Invisible Rainbow (El Arcoíris Invisible), demuestra que estos “factores de riesgo” son causados por los campos electromagnéticos artificiales.
Un sistema inmune sano puede con cualquier virus. Además, según Rudolf Steiner, los virus ni siquiera son agentes patógenos presentes en el medioambiente, sino partículas inofensivas excretadas por las células para recuperarse de una intoxicación, incluida la intoxicación electromagnéticas.
Pero incluso los virólogos convencionales admiten que los coronavirus son muy comunes y bastante inofensivos. Es absurdo que hagan colapsar al sistema de salud, a menos que este no sirva. Dos tercios de las personas tienen coronavirus en pequeñas cantidades inofensivas, y darían positivo en los test PCR de coronavirus, que, aún excluyendo contaminación, no detectan qué variante es, ni en qué cantidad, o sea, si la carga viral, que no se mide, alcanza para enfermar. Así que el coronavirus es el chivo expiatorio perfecto.
Para que el mal continúe y progrese es indispensable que se nos mantenga ignorantes de las verdaderas causas y los verdaderos responsables de los problemas, culpando a chivos expiatorios de todo tipo. Se combaten los síntomas, las consecuencias, en vez de atacar las causas de los problemas, para que estos continúen y se agraven. El mal y la mentira son dos caras de la misma moneda, no pueden existir el uno sin el otro. Nos convencen de que lo bueno es malo y lo malo es bueno, que lo cierto es falso, y que lo falso es verdadero, para que nosotros mismos empeoremos las cosas, creyendo que hacemos lo correcto, como con la contraproducente cuarentena, que expone aún más a las personas a wi-fi y los celulares, y las priva del sol que necesitan para sintetizar la vitamina D3, necesaria para su sistema inmune.
Y empeorará. Es la nueva 5G, lo que está matando a la gente, en China, Europa y EEUU. La frecuencia de 60 GHz de la 5G es absorbida por los átomos de oxígeno, impidiéndoles vincularse a otros átomos y moléculas, como la hemoglobina o la clorofila. Los tejidos vivos se asfixian. Ya hay satélites cubriendo toda la Tierra con 5G, y decenas de miles más van a lanzarse este año y el próximo.
La táctica de confundir invirtiendo las cosas es típica de los Sabateos Frankistas, la secta satánica que controla el mundo y lo está llevando a su destrucción y a nuestra especie a la extinción, para forzar el cumplimiento de profecías apocalípticas. Han crecido en dinero y poder desde hace 400 años, y hoy tienen al menos el 75% de la riqueza mundial y el 96% de los medios de comunicación. Con nuestro consentimiento, controlan los medios, las universidades, la educación, los bancos, las religiones, los gobiernos, las corporaciones, los organismos internacionales, las mafias, los servicios de inteligencia, todo lo que nos dicta lo que debemos creer, pensar, decir y hacer.
Si no les quitamos el volante nos conducirán al fondo del abismo.
Lean a David Icke, porque sin un poco de verdad vamos a acabar todos en el infierno pidiendo un aplauso para el asador. Este camino conduce, vía una dictadura mundial, al fin de la especie humana como la conocemos, a su transformación en otra cosa, compatible con el desierto tóxico y radiactivo que están creando. El mal y la mentira pueden progresar indefinidamente, y lo harán, pero el cuerpo humano sólo puede resistir hasta cierto punto.
Nec plus ultra.